Jerusalén y Constantinopla
Abstract
Tras la caída de Roma como capital del Imperio, Constantinopla pasó a ser la capital mundial del cristianismo. La íntima relación entre helenismo y cristianismo dio como fruto maravillosas obras artísticas que rezumaban ese carácter religioso con la elegancia helenística. Una de las mejores representaciones donde se combina el simbolismo religioso y la arquitectura bizantina es el Palacio de la Magnaura. La polivalencia de la sala, su decoración y el sincretismo religioso hacen de esta construcción ubicada en el interior del Gran Palacio de Constantinopla un objeto de estudio maravilloso.