Abstract

Este trabajo tiene un doble origen, por una parte obedece a mi propia experiencia como alumna y bailarina “amateur” de danza clásica en los Talleres libres de danza y en el Seminario del Taller Coreográfico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); por otro lado –aunque derivada de la primera– se ancla en un interés académico por la danza. Tanto la experiencia personal como el interés profesional y académico en la danza, me han llevado a plantear que el cuerpo y cualquier práctica corporal son constructos sociales, es decir, son el resultado de contextos sociales, históricos y culturales específicos. En este sentido, el trabajo que aquí presento es una primera argumentación para sostener mi planteamiento. Apoyándome para ello en algunos elementos y conceptos de la teoría social de Pierre Bour-dieu, que contribuyen a des-naturalizar el cuerpo y cualquier práctica corporal, evidenciándoles como productos socia-les. Asimismo, retomo algunas ideas de Bourdieu sobre la danza, que me permiten afirmar que esta manifestación artís-tica, ya sea a nivel profesional o “amateur”, ilustra de forma ejemplar mi supuesto.